19 junio 2007

No dejar Morir al Amor.....


...Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión por curiosidad de saber cual era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: “Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien”. Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. “ Quiero que maten al Amor”, dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno quería destruirlo. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: “Yo iré, y les aseguro que en un año al Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará”. Al cabo de una año sé reu8nieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron decepcionados. “Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante”. Fue entonces cuando, muy inteligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: “En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y el poder. Eso nunca lo ignorará”. Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima quien efectivamente cayó herida pero, después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo. Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones par despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció. Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando y sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Canaleta, la Indeferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otro que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerzas y todo lo superaba. El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: “Nada hay que hacer”. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. “Yo mataré el amor, dijo con seguridad”. Todos preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: “Ve y hazlo”. Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos os malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor HABIA MUERTO. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: “Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado”, y sin decir más se marchó. “Espera”, dijo el Odio, “en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?” El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: “soy La Rutina.”


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